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¿POR QUÉ DEBES IR AL CAMPO MISIONERO?
por Keith Green
El Mensaje Final de Keith Green (1953-1982)



INTRODUCCIÓN DE MELODY GREEN

El siguiente artículo, es el último escrito de Keith, y quiero animarte a que lo leas con un corazón abierto. El artículo fue terminado sólo unos días antes de que él, junto con dos de nuestros hijos, Josiah y Bethany, se fueran a los brazos de Jesús debido a un accidente aéreo. El mensaje que escribió es la forma en que expresó una genuina carga que el Señor había puesto en él. No es un artículo más; como Keith lo menciona, es un ardiente deseo que el Señor le había puesto y ardía en su corazón; e iba a ser el nuevo enfoque que presentaría al pueblo de Dios, especialmente a los cristianos que viven en América.

La mayoría de ustedes saben que el mensaje que compartió desde el inicio de su ministerio fue: “¡Ponte a cuentas con Dios!” No se avergonzaba de predicarlo. Y gracias a su valentía, muchos corazones fueron abiertos y expuestos a la convicción de arrepentimiento que el Espíritu Santo trae y a la realidad de Dios. Keith anhelaba ver a cada cristiano totalmente entregado a Dios. Nada de ser tibios o de servir a Dios a medias, sino estar, como decía en unos de sus últimos conciertos, ¡locos por Jesús!

Yo creo que enfocarse en las misiones es la culminación del mensaje de Keith para los cristianos que realmente desean estar bien con Dios. La pregunta es ésta: Una vez que estás bien con Dios… ¿qué sigue? ¿Te quedas ahí sentado, estando “bien con Dios”, o buscas su dirección para saber cómo y dónde puedes ser usado estratégicamente para establecer su reino? Lo que el mundo necesita con urgencia, es ver, no a cientos, sino a miles de creyentes, decididos a que los perdidos encuentren a su Creador, antes de que tengan que enfrentarlo en el gran día final.

El mayor deseo de Keith (además de la salvación de los perdidos), sé que sería verte considerar y tomar en serio este asunto delante del trono del Señor. Si dejas todas tus metas personales a los pies de la cruz, y le preguntas a Jesús: ¿Qué quieres hacer con mi vida?, estoy segura de que la carga que Keith recibió de parte del Señor se implantará en ti y en los corazones de muchos, ¡y será llevada hasta los confines de la tierra!

- Melody

 

PARTE 1: EL LLAMADO DEL SEÑOR
Un vistazo bíblico al llamado misionero

Recientemente visité algunas bases misioneras de ultramar, y debo decir que desde que regresé, mi vida no ha sido la misma. La visión y metas de nuestro ministerio han cambiado repentinamente. El Señor definitivamente hizo algo en mi corazón en ese viaje. Además de enseñarme cuán pequeña había sido mi visión, me ha dado una gran carga… ¡la de ver aumentadas las filas de Su ejército en el campo!

Una de las cosas más grandes que me mostró el Señor fue lo tremendamente evangelizado está mi propio país, mientras que el resto del mundo apenas ha sido alcanzado. Mientras viajaba de país en país, pensaba en los millones de personas, por sobre las cuales estaba yo pasando, que necesitaban que el evangelio de Jesús les fuera presentado de una manera real; y había tan pocas personas allí para alcanzarlas.

Al visitar cada base, hablé con diferentes misioneros y recogí material escrito que relataba la historia de lo que se hacía en esas partes del mundo para expandir el reino de Dios. Mientras leía las estadísticas, me sorprendí: ¡nunca había sabido lo poco que se estaban supliendo las necesidades de la gente que estaba en esos lugares sirviendo a Dios!

Al regresar a mi hogar, me puse en contacto con los líderes de diferentes organizaciones misioneras y concerté varias citas para averiguar lo que se estaba haciendo para cubrir las necesidades de los misioneros. Después de estas reuniones, decidí hacer un estudio de la Palabra de Dios (para ver que tenía qué decir Él sobre alcanzar a los perdidos en otros países), y también leí más de la literatura de misiones que me habían entregado.

Este artículo es el resultado de ese estudio, y también de un ardiente deseo que tengo en mi corazón de ver a ¡100,000 jóvenes enviados al campo misionero en los próximos cinco años!

Así que…

¿Por qué debes ir al campo misionero?
1) Debes ir, porque Jesús dijo que fueras.

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15)

Con estas palabras, Jesús estableció claramente lo que sus discípulos deberían hacer: esparcir sus enseñanzas en su nombre, predicando la salvación hasta lo último de la tierra. (Ro. 10:18) Si tú te consideras un creyente, entonces te tienes que considerar un discípulo de Jesús; no menos llamado y escogido que los primeros 12 apóstoles. No hay tal cosa como cristianos de “primera clase” y cristianos de “segunda clase”; cada creyente está llamado a esparcir las buenas nuevas a aquellos que aún no las han escuchado. El mandato de Jesús es definitivo y claro: es Su gran mandato, Su Gran Comisión a los soldados de Su santo ejército. Tenemos que ir porque nuestro gran General nos ha ordenado que vayamos.

2) Debes ir, porque la necesidad es muy grande.

“A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” (Mateo 9:37-38)

Desde que Jesús dijo estas palabras por primera vez, la cantidad de trabajadores en el campo de almas (mies) siempre ha sido terriblemente baja. Pero hoy la necesidad es la mayor que ha habido en la historia de la humanidad. Recuerda: ¡el infierno no es para pasar ahí sólo el fin de semana! ¡Hay más personas vivas hoy, y más almas en juego, que el número total de personas que han vivido sobre la faz de la tierra en toda la historia de la humanidad! Lo cual implica que, dependiendo de nuestra obediencia o de nuestra pereza, podemos poblar ya sea el cielo o el infierno.

Hay más de 2,700,000,000 de personas que nunca han escuchado el evangelio, y sólo hay entre 5,000 y 7,000 misioneros en todo el mundo trabajando directamente con este grupo de personas que aún no han sido alcanzadas.1 (Este artículo se escribió en1982.)

Esto significa que hay aproximadamente ¡un misionero! por cada 450,000 de estas personas Hay más de 16,000 culturas y grupos de personas diferentes, aún países enteros, donde no existe ni una sola iglesia.2 Existen 7,010 lenguas distintas; y 5,199 de ellas todavía no tienen la Biblia o traducciones de las Escrituras disponibles en su propio lenguaje.3 ¿Te conmueven de alguna forma estas cifras? ¿Te importa que un estimado de 80,000 personas que no son salvas mueren todos los días (aproximadamente 3,333 cada hora… 55 personas cada minuto) para enfrentarse al juicio del trono de Jesús?4

3) Debes ir, ¡porque muy pocos cristianos están obedeciendo el llamado, lo que hace la necesidad aún mayor!

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios… ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?” (Romanos 10:17,14)
En este momento, en todo el mundo hay únicamente 85,000 obreros en el campo misionero, y están trabajando principalmente entre aquellos que ya han escuchado el evangelio anteriormente.5 Esta cifra incluye a misioneros de todo el mundo de diferentes nacionalidades. Cuando comparas este número con la cantidad de americanos que están vendiendo productos ‘Amway’ y ‘Avon’ es sorprendente. ¡Tan sólo en América hay más de 435,000 vendedores de Avon6 (con más de 1,280,000 en el mundo) y aproximadamente 750,000 distribuidores de productos Amway7 (con más de un millón en el resto del mundo)! ¿Te das cuenta de que estas dos compañías combinadas tienen 14 veces más representantes, únicamente en los Estados Unidos, que los que tiene la Iglesia de Jesucristo en el mundo entero, fuera de América?

¿Y qué de los representantes cristianos que sí tenemos en el mundo? Pocas personas, el 9% de la población mundial, hablan inglés; no obstante, el 94% de todos los ministros ordenados en el mundo entero ministran a ese 9% que habla inglés. El 96% de las finanzas cristianas se usan en los Estados Unidos en el 6% de la población del mundo, lo que significa que ¡sólo el 4% de todo el dinero cristiano se usa en esfuerzos misioneros para alcanzar al otro 94% de los pobladores del orbe! Hay cerca de 1,000,000 obreros de tiempo completo para los Estados Unidos; mientras que para la mitad de la población del mundo (los tres mayores grupos son los musulmanes, los hindúes y los chinos), que son aproximadamente 2,200,000,000 personas, solamente se tienen 2,417 obreros de tiempo completo.8 Como puedes ver por estas cifras, hay algo que definitivamente está mal: mientras que nosotros en América tenemos aproximadamente un obrero por cada 230 personas, ¡aquellos que no han escuchado el evangelio ni una sola vez, tienen un trabajador por cada 450,000 almas! “¡Por favor, perdónanos Jesús, por ser tan indiferentes a obedecerte y alcanzar al mundo entero, como Tú nos has ordenado!”

4) Debes ir, porque Dios da una unción especial y gracia a aquellos que dejan su propia tierra, gente y cultura para hacer la voluntad de Dios y esparcir el evangelio.

“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:1-3)

Abram (después llamado Abraham por Dios) es una de las muchas personas mencionadas en la Biblia que Dios usó poderosamente; pero no fue usado sino hasta después de que dejó a su propia gente, su propia tierra y su propia cultura. También observa los viajes y los ministerios de Jacob y Moisés; ambos tuvieron que ir a otras tierras para aprender de Dios y ser usados por Él.
No importa dónde busques en la Biblia, Dios siempre dio gran unción y bendición a aquellos que le sirvieron en tierras extranjeras. Mira a José y a Daniel. Son los únicos dos personajes de la Biblia que Dios levantó como exitosos oficiales seculares; y estaban en culturas extranjeras y paganas. Y ahí donde estaban, permanecieron como fieles testigos y siervos de Dios hasta el final; en ocasiones, arriesgando sus vidas.

¿Y qué de Jonás? Fue un buen ejemplo de alguien que no quiso ir al campo misionero a predicar a los paganos. Terco, rebelde y egoísta. Y aún así, Dios le hizo una “oferta” que no pudo rechazar. (Oro, pidiendo que Dios se mueva libremente en las vidas de todos nosotros, aunque sea así, “ayudándonos” a tomar la correcta decisión de ir.)

Y tenemos al apóstol Pablo, quien tuvo una gran carga por su propia gente y país, Israel. ¡Oh, cómo hubiera deseado Pablo tener un ministerio entre los suyos, los judíos! ¿Pero, qué le dijo Dios?: “Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles.” (Hechos 22:21) Eso fue lo que Dios le ordenó, e “irse” fue lo que hizo. Nunca hubo un misionero como Pablo. Y lee el capítulo 11 de la Segunda Carta de Pablo a los Corintios, si quieres ver una lista de sus “premios”: palizas, prisiones, apedreos, motines, naufragios..., la lista sigue y sigue... y también Pablo sigue..., obedeciendo a su Maestro, quien lo compró.

De Noé a Abraham, de Moisés a Jonás, de Daniel a Pablo, Dios siempre ha dado bendición especial a quienes, dejando las comodidades de un hogar y a sus parientes, cruzan las fronteras de su pequeño mundo para llevar el mensaje de Dios y su bendición a todas las naciones.

Recuerda las palabras de Jesús sobre este tema: “No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.” (Mateo 13:57)

5) Debes ir, porque el continente americano (y otras naciones occidentales) está literalmente inundado con el evangelio, mientras que muchos otros países y culturas del mundo no tienen ningún testimonio continuo ni relevante.

“Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán.” (Romanos 15:20-21)

Es muy cierto que nosotros aquí, en América, estamos siendo continuamente bombardeados con testimonios y ministerios cristianos. En casi cada esquina hay un letrero o una calcomania proclamando algo sobre Jesús. Sintoniza la radio a cualquier hora del día o de la noche, y tendrás predicaciones sin cesar. Existen varios satélites cristianos y redes de TV por cable, y cerca de 250 revistas y publicaciones cristianas diferentes. ¡En muchas ciudades hay una iglesia en cada esquina! No estoy tratando de decir que eso está del todo mal; mucho de ello es bueno, ya que se están ganando almas para el Señor Jesús; pero, mientras más he viajado a ultramar, más difícil me parece creer que sea la voluntad de Dios que haya tanta predicación y tanta literatura cristiana disponible aquí, mientras que, comparativamente, hay poco o nada disponible en muchos lugares fuera de este país.

¡El mundo se está yendo al infierno en cada continente! ¿Es culpa de Dios que tan pocos estén escuchando el evangelio o es culpa de la Iglesia? ¿Acaso no somos nosotros, los que amamos a Jesús, los responsables de alcanzar a nuestra generación con el evangelio? Un amigo mío escribió: “Esta generación de cristianos es responsable de esta generación de pecadores.” Si esto es cierto, entonces cada uno de nosotros debe echar un vistazo a su vida y a sus prioridades, ¡averiguando hacia dónde quiere Dios que empecemos a prepararnos para ir!

6) Debes ir, porque, como dijo Osvaldo J. Smith: “Nadie tiene el derecho de escuchar el evangelio dos veces, mientras quedan personas que no lo han escuchado ni una sola vez.”

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2 Corintios 4:3-4)

¿Se te ha ocurrido que Jesús quiere que cada criatura escuche el evangelio? Si tuvieras 20 hijos que alimentar y suficiente comida para alimentarlos a todos, ¿crees que sería correcto darles a 3 de los niños 10 comidas, a 7 de los niños 1 comida, y al resto nada, causando que se mueran de hambre? ¡Eso es exactamente lo que hoy en día nosotros hacemos en el mundo con el evangelio!

Eso es lo que está sucediendo porque nosotros los creyentes estamos sordos al llamado de Dios, de ir a todas las naciones; y nos quedamos con la mayor parte de los recursos de Dios. Seguimos alimentando y alcanzando a las mismas personas, vez tras vez. No estoy diciendo que no debe haber predicación del evangelio en América, estoy diciendo que el ejército de Dios debe ser esparcido, para luchar contra el enemigo en el lugar donde están sus fortalezas más poderosas: ¡donde Cristo no ha sido predicado!

7) Debes ir, porque el tiempo es corto. ¡Más y más países están cerrando sus puertas a los misioneros y al evangelio, y tenemos que ir ahora!

“Me es necesario hacer las obras del que me envío, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.” (Juan 9:4)

Constantemente escucho de país tras país, donde antes los misioneros eran bienvenidos, que ahora tienen las puertas cerradas para ellos; sin embargo, también es cierto que muchos cristianos aún pueden entrar con diferentes estrategias, siendo útiles al país a donde van, trabajando como doctores, maestros, ingenieros, etc. al mismo tiempo que dan testimonio, pues no se permite predicar el evangelio abiertamente en muchos lugares.

A pesar de que hay vastas regiones del mundo ampliamente abiertas para los evangelistas extranjeros, como Europa occidental, partes de Asia y muchas del Pacífico (Japón, Corea del Sur, Singapur, etc.), hay otros países donde es ilegal tener una reunión publica o distribuir literatura evangélica. Necesitamos percibir la urgencia de esta hora, y obedecer a Dios alcanzando a aquellos que están perdidos en la oscuridad, “en tanto el día dura.”

8) Debes ir, porque el Espíritu Santo está mostrando a los líderes cristianos en todo el mundo que es el deseo de Dios que haya un último gran empuje misionero con el evangelio antes del final de esta era. Es su deseo que el evangelio sea predicado a todas las gentes, en cada nación y en cada idioma. ¡Y, a menos que TÚ te involucres personalmente, no hay esperanza de que esto ocurra en nuestra generación!

“…Y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8) “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14) “El Señor… es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9)

¿Hay alguna duda en tu mente de que Dios quiere que todos sean salvos? Si lo crees, y realmente amas a Jesús, ¿entonces POR QUÉ te da temor involucrarte en este gran empujón para llevar el evangelio a todas las naciones? ¿Crees que mientras lees esto, Dios no está afligido de que su Iglesia esté tan perezosa y desobediente para cumplir su comisión? Él sabe que tú estás de acuerdo con las Escrituras, y conoce cada excusa que se despliega en tu mente. Tal vez dices: “Sí, sé que se necesitan más personas para que vayan… ¡pero, no creo que Él espere que sea YO!”, o “Yo no soy el prototipo de un misionero…”

En la segunda parte de “Por qué eres tú quien debe ir al campo misionero”, veremos qué “tipo” de cristiano realmente eres…

1) Winter, Roberta. Once Around Jericho. William Carey Library Publishing
2) Ibid.
3) Barret, David. World Christian Encyclopedia.
4) Bryant, Dave. In the Gap, What It Means To Be A World Christian. Pg. 121
5) U.S. Center for World Mission (USCWM), Pasadena, CA.
6) Avon Annual Report 1981.
7) Amway Corporate Compendium 1982.
8) USCWM, Pasadena, CA.


PARTE II: LAS EXCUSAS QUE SE ESCUCHAN COMÚNMENTE

Las siguientes objeciones son sólo algunas de las muchas que grupos cristianos y sociedades misioneras escuchan constantemente de prospectos reclutas para el campo misionero. A pesar de que muchas puedan ser meras excusas, las hemos escuchado numerosas veces como respuestas serias de cristianos con buenas intenciones, ante la pregunta:

“¿Por qué no te preparas para ir a servir de tiempo completo en un país extranjero?”

1) “Yo no estoy llamado.”

No te imaginas cuántas personas he conocido que me han dicho: “Keith, estoy de acuerdo en que más personas necesitan ir al campo misionero, pero nunca he escuchado a Dios decirme que yo vaya.”

Bueno, la realidad es que Dios ya te ha dicho en Su Palabra que vayas. Es más, Él te ordena que vayas: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (Marcos 16:15) Así que… ¡TÚ ESTÁS LLAMADO!

De hecho, para no ir, necesitas un llamado específico de Dios para quedarte en tu hogar. ¿Te ha dicho Dios definitivamente que no te vayas a otro país a predicar el evangelio? Si no lo ha hecho, entonces es mejor que empieces a orar preguntándole a DÓNDE debes ir, en vez de preguntarle si DEBES ir, pues de nuevo te lo digo: ¡Tú ya estás llamado!

2) “Dios necesita gente que se quede aquí, en América, para testificar a los perdidos. ¡Hay suficiente necesidad aquí mismo!”

Es verdad que Dios ha llamado a algunas personas para que se queden en donde están para ser testigos de Jesús en sus vidas diarias y profesiones, pero, volvemos a lo mismo: Dios es misericordioso y justo. Como América tiene un 5% de la población, entonces únicamente un 5% de los creyentes son realmente llamados a quedarse en este país como testigos (esto es, 1 de cada 20) mientras que los restantes de nosotros debemos ir a las partes del mundo donde hay casi 0% de creyentes (En Albania, por ejemplo, hay 2.7 millones de personas y sólo se conoce a “un puñado” de creyentes: ¡¡menos de _ de 1/1,000 por ciento!!).

3) “Dios necesita gente que se quede en su hogar para sostener económicamente a los ministerios y misioneros que ya están en el mundo. De hecho, mi iglesia ya sostiene algunos misioneros con mis diezmos y ofrendas.”

¡Nunca debes preocuparte de que no haya suficientes cristianos que se queden en su hogar para sostener a los misioneros! Siempre habrá suficientes personas que no responderán al llamado de ir, que se quedarán en su hogar y tranquilamente enviarán un cheque (en vez de enviar a sus propias personas) para alcanzar a los perdidos. Después de todo, nada es más fácil de dar, que el dinero (¡exceptuando, dar nada!).

Esto no significa que todos los que se quedan en su hogar son egoístas y desobedientes. Como ya dije, hay algunos que saben definitivamente que están llamados a quedarse, y están haciendo exactamente lo que Dios quiere que hagan, sosteniendo grandemente otros ministerios. Lo que estoy diciendo es que siempre habrá suficientes personas para sostener económicamente a las pocas personas que responden al llamado y obedecen a Dios.

4) “Mi familia y mis amigos me despreciarían si me voy.”

“El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí.” (Mateo 10:37)

Dios es muy claro cuando enseña de quién debemos buscar aprobación. Me es molesto ver cómo reaccionan la mayoría de los padres, incluso los cristianos, cuando su hijo les dice que quiere prepararse para ser un obrero cristiano de tiempo completo: “¡Un misionero! ¡¿Estás loco?!” Es como si el hijo hubiera anunciado que quiere ser un ladrón o una prostituta.

Es cierto que Dios quiere que honremos a nuestros padres y que amemos a nuestros amigos, pero también ha aclarado en su Palabra que este honor y amor no deben exceder nuestro amor y obediencia a Él y a su llamado para nuestras vidas. Debemos tratar de explicarle a nuestra familia, con amor y paciencia, cuál es el llamado de Dios, pero la última palabra debe ser que vamos a obedecer a Cristo, no importa lo que cueste. Cuando Dios nos ha mostrado claramente nuestro ministerio, es necesario tratar de lograr la comprensión y la bendición de nuestra familia, pero debemos estar preparados para dejar “casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de Cristo y del evangelio.” (Marcos 10:29)

5) “Necesito quedarme aquí y llevar primero a mi familia a los pies de Jesucristo. Si me voy, ¿cómo van a ser salvos?”

Hubo una vez un hombre que quiso seguir a Jesús, y le dijo: “Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.” La contestación de Jesús fue: “Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.” (Mateo 8:21-22)

Suena cruel la respuesta de Jesús si pensamos que no permitió que un hombre ofreciera un funeral por su padre; pero hay otras formas de entenderla. En aquella época, la frase “Espera a que entierre a mi padre” a veces se usaba para decir “Espera a que mi padre haya muerto.” Era muy probable que el padre del hombre todavía no hubiera muerto, por consiguiente, lo que en realidad ese hombre decía era: “Quisiera seguirte ahora, pero verás, mis padres no comprenderían. Por favor, espera a que hayan muerto, y entonces estaré más que complacido en seguirte.”

La contestación de Jesús fue la apropiada: “Deja que los muertos entierren a sus muertos.” En otras palabras: “Deja que los inconversos se cuiden a sí mismos, ¡y sígueme!” Jesús no quiere que desperdiciemos lo útiles que podemos ser para el reino porque nuestros familiares aún no son salvos. El más grande testimonio que ellos pueden ver es que tú obedezcas al llamado de Dios sobre tu vida. Jesús no quiso esperar a que el padre de este hombre fuera enterrado; quiso que este hombre lo siguiera, y entonces, quizás, el padre del hombre llegaría a conocerlo también. La obediencia verdaderamente es mejor que el sacrificio (I Samuel 15:22). Cuando obedecemos a Dios, Él cuida de todas nuestras otras obligaciones (Mateo 6:33).

6) “Primero necesito una educación.”

Yo no creo que Dios quiera que todo cristiano vaya a la universidad simplemente porque “Bueno, todo el mundo va a la universidad hoy en día, ¡a menos que seas muy tonto!” Yo creo que no deberías ir a la universidad a menos que Dios te haya llamado definitivamente para que vayas. Así como es en todo lo demás de nuestra vida cristiana, Él es el Amo, nosotros los siervos. Él es el General, nosotros los soldados. Si tú realmente eres un cristiano, estás a las órdenes del Rey. Si no estás bajo Sus órdenes, entonces realmente no eres un cristiano.

Sí, Dios llama a algunos a que vayan a la universidad. A veces para recibir entrenamiento para un llamado al ministerio, el cual ha mostrado con claridad. Por ejemplo, si sabes a qué país estás llamado, quizás Dios te dirija a que aprendas el lenguaje y la cultura antes de que vayas, a pesar de que el mejor lugar para aprender es el mismo país. ¡Es un “curso intensivo” definitivo!
Claro está, otra razón por la cual Dios te lleva a una universidad es para que ministres a las personas en los mismos terrenos de la universidad; así como también para que madures espiritual y emocionalmente. ¡Pero, ten mucho cuidado! Asegúrate de que estás en directa obediencia a Dios, pues si no, estás desperdiciando tu tiempo... ¡y el Suyo!

7) “Primero necesito casarme, y entonces mi compañera(o) quizás quiera servir al Señor de tiempo completo en el campo, en vez de yo ir solo(a).

Nada puede ser una razón más tonta para no obedecer a Dios ahora. Dios no quiere que tú busques un esposo o una esposa, Él quiere que te cases con Él, y que confíes en que Él puede llevarte al compañero(a) de tu vida. Sé de muchos cristianos solteros sirviendo al Señor en países lejanos que están confiando en Él para todo. Y algunas de las historias más bellas que he escuchado sobre la gracia de Dios han sido de parejas que fueron al campo misionero solteros, y entonces Dios los dirigió a casarse con otra persona cuyo corazón estaba completamente dedicado a servirle a Él. Recuerda: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.” (Mateo 6:8) ¡Confía en Él!

8) “Tengo una familia que sostener. Dios no quiere que yo los descuide, ¿verdad?”

La Palabra de Dios dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)
Si puedes confiar en Dios para cubrir todo lo que te haga falta, ciertamente puedes confiar en que también suplirá las necesidades de tu familia. Obviamente, no por obedecer el llamado del Señor vas a descuidar tontamente a tu familia, ya que los tienes que sostener, pero Dios te mostrará el camino. Conozco a muchas familias, algunas con muchos hijos, que están en el campo misionero ahora mismo, comprobando que el Señor es suficiente para mantenerlos mientras ministran en su nombre. Jamás he escuchado ni UNA sola situación donde Dios no hubiera suplido las necesidades de uno de sus siervos y sus familias. Como dijo el Rey David: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan. En todo tiempo tiene misericordia, y presta; y su descendencia es para bendición.” (Salmos 37:25-26)

9) “El campo misionero es peligroso. Dios no querría exponerme a mí o a mi familia al peligro de enfermedades u hostilidades de los nativos, ¿verdad?”

“¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?” (Números 14:3)

Todo es cuestión de prioridades. ¿Ponemos nuestra mirada en las cosas temporales o en las cosas eternas? Es cierto que probablemente estés expuesto a más peligro físico en el campo misionero que en los suburbios de América, pero esto es parte del costo que tenemos que pagar cuando es cuestión de servirle a Dios. La pregunta no debe ser: “¿Estaré seguro en el lugar al que vaya?”, sino: “¿Qué está en el corazón del Señor que yo haga?”

Si Jesús hubiera decidido tomar el camino menos doloroso, jamás hubiera tomado la cruz. No hay lugar de mayor bendición para ti que estar en el centro de la voluntad de Dios. Es cierto que debes detenerte para evaluar el costo, pero recuerda una cosa: ¡el privilegio de servir a Dios siempre sobrepasa al precio! “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.” (Marcos 8:34-35)

10) “A pesar de que en el pasado muchos países permitían libremente la entrada de los misioneros, ahora en bastantes lugares no los reciben bien. ¿Por qué he de ir a donde no soy bienvenido?”

¿Le diste tú la bienvenida al evangelio antes de ser salvo? La Palabra dice que debemos salvar a algunos, “arrebatándolos del fuego” (Judas 23). ¡Algunas personas simplemente no quieren ser salvos! Es exactamente por eso que tenemos que ir a ellos. Mientras menos bienvenido seas, mucho mejor. Si ellos no reciben bien a los americanos, entonces tienes la oportunidad de demostrarles que los cristianos americanos pueden ser humildes y aguantan esa situación porque tienen el amor de Jesús en sus corazones. Pues la Palabra dice: “El que gana almas es sabio.” (Proverbios 11:30)

11) “No me puedo costear el entrenamiento, ni recaudar fondos suficientes para permanecer (yo o mi familia) en el campo.”

No te preocupes. Dios te ayudará reunir los fondos que necesites. Cuando Dios guía, Él suple. ¡Aunque eso signifique ayudarte a conseguir un trabajo! Los problemas y excusas sobre finanzas son superficiales cuando es cuestión de obedecer a Dios. ¡En tu corazón sabes que Él te abrirá el camino!

12) “Yo no tengo talentos o habilidades especiales que me capaciten para ser un misionero.”

¡Entonces eres justamente la persona que Dios busca! Seguro que Dios puede usar enfermeras, maestras, contadores y mecánicos en el campo, pero siempre es una bendición para Dios usar poderosamente a uno que aparentemente no tiene nada que ofrecer. Es esta persona quien tiene la oportunidad de representar con pureza a Jesús en las interminables tareas “comunes” que son parte de la vida diaria de un misionero. “Cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2 Co. 12:10; lee también 1 Co. 1:26-31)

13) “¿Cómo puedo comprometerme para ir al campo misionero durante años y años sin tener la oportunidad de ver cómo será?”

Es cierto que en generaciones pasadas un misionero que iba al extranjero necesitaba hacer un compromiso de por vida antes de que pudiera ir al campo. Entonces, en la mayoría de los casos, tenía que ir a la universidad por lo menos cuatro años, y luego a un seminario por dos o cuatro años más, antes de que pudiera comenzar su entrenamiento y servicio misionero. Pero hoy tenemos organizaciones misioneras que ofrecen programas a corto plazo para personas que quieren recibir entrenamiento y averiguar lo que es servir al Señor en otros países. Estos programas duran desde varias semanas hasta varios años. Así que ahora tenemos la oportunidad de “ver” antes de hacer un compromiso de mucho más tiempo.

14) “Creo que Dios quiere que yo me quede en este país y prospere. La razón por la cual el resto del mundo es tan pobre e inconverso es porque sus religiones paganas (idolatría) les han causado vivir en pobreza e ignorancia, sin la bendición de Dios.”

Este es el razonamiento más egoísta que he escuchado para no ir. ¡Y lo he escuchado! Por supuesto que quienes no conocen al Dios verdadero viven en ignorancia y pobreza, y ésa es la razón por la que debes ir; para llevarles la luz, al presentarles a Jesús, y para acercarlos a las verdaderas riquezas que provienen de conocerlo a Él. Si tú no crees que la razón por la cual Dios te ha bendecido con abundancia en este país es porque quiere que tú seas de bendición a otros, ¡entonces no has entendido el evangelio de Jesucristo! “De gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mateo 10:8)

15) “Simplemente, no estoy preparado para hacer este tipo de sacrificio y compromiso.”

¡Ah! Ese es el punto. Esa quizá sea la razón encubierta para cada una de las objeciones mencionadas. De hecho, tal vez hayas dicho: “No estoy dispuesto.” Necesitas decidir si eres o no un discípulo de Jesús; esa es la pregunta que debes hacerte. Si eres su discípulo, entonces reflexiona en lo que dice la Palabra: “no sois vuestros… habéis sido comprados por precio.” (1 Co. 6:19-20). Y si realmente lo amas, entonces no te sentirás atado, ¡te sentirás increíblemente emocionado de ser escogido para representarlo a Él en el mundo!
¡Ser un siervo de Jesucristo, su embajador, un misionero, es el llamado más alto que un hombre o una mujer puedan obtener!

¿¿Y ahora..., qué esperas??

Este artículo ha sido usado con el permiso de LAST DAYS MINISTRIES.
Prohibido el uso sin autorización previa de LAST DAYS MINISTRIES.
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por Gordon Olson
Comúnmente escuchamos decir que cada cristiano es un misionero, o más bien, que cada cristiano debería ser misionero. Incluso, hay una conocida frase que dice: “Cada día ¡sé un misionero!” Mmm... Suena bien, pero este tipo de pensamiento efusivo sólo empaña el asunto.… Ir al artículo completo

 
         
 
 
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