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¿ES CIERTO QUE CADA CRISTIANO ES UN MISIONERO?
Por Gordon Olson

Comúnmente escuchamos decir que cada cristiano es un misionero, o más bien, que cada cristiano debería ser misionero. Incluso, hay una conocida frase que dice: “Cada día ¡sé un misionero!” Mmm... Suena bien, pero este tipo de pensamiento efusivo sólo empaña el asunto. No cada cristiano puede ser misionero ni debería serlo. Entonces, ¿es un error decir que cada cristiano debe ser misionero?

Para comenzar, diremos que sería como decir que cada cristiano debería ser un evangelista, y esta afirmación, a simple vista, es tan obviamente equivocada que pocos cristianos cometerían este error. Pero así como los pastores y los evangelistas son especialmente llamados por Dios para un ministerio de la Palabra, lo mismo sucede con los misioneros: un misionero es especialmente llamado por Dios para realizar ese ministerio determinado.

Antes de ir más lejos, revisemos la información bíblica. La raíz de las palabras “misión” y “misionero” viene del latín mitto, que significa yo envío. Pero, debido a que la Biblia no fue escrita en latín, sino en griego y en hebreo, necesitamos encontrar el mismo concepto en el griego del Nuevo Testamento. El verbo apestello, tiene la misma idea de ser enviado, y de ahí surge la palabra apostle (apóstolos), que significa envía a uno.

LOS APÓSTOLES: LOS PRIMEROS MISIONEROS

El Señor Jesús apartó a doce de sus discípulos como apóstoles y los envió a su propia gente en Israel. Fueron enviados a anunciar a los judíos que se arrepintieran, debido a que el Rey-Mesiánico había llegado y su reino se había acercado. De la misma manera, más tarde, Dios apartó a otros como Pablo y Bernabé para ser apóstoles a los gentiles. (Hch. 13:3; 22:21; Ga. 2:7-9). La idea de ser enviados, es lo medular en ambos casos. Así que los apóstoles fueron los primeros misioneros tanto locales como foráneos. Pero, ¿qué es lo que fueron enviados a realizar, que cualquier cristiano común y corriente no esté comisionado a hacer?

Primero, encontramos que los doce apóstoles dejaron sus ocupaciones seculares y dedicaron sus vidas, de tiempo completo, para ser discípulos de Cristo. Algunos dejaron sus lanchas y redes para pescar después de creer en Cristo. Mateo dejó su ocupación de recaudador de impuestos. Cada uno de ellos se dedicó de tiempo completo al ministerio cristiano. Como dijo Pedro: “Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la Palabra” (Hch. 6:4). Encontramos que Pablo, Bernabé y los otros apóstoles hicieron lo mismo cuando tenían sostén económico de las iglesias. Aunque Pablo trabajaba en Corinto fabricando tiendas cuando el dinero escaseaba, en el momento en el que Silas y Timoteo trajeron donaciones de las iglesias de Macedonia, de nuevo él se dedicó de lleno al ministerio de la predicación (Hch. 18:1-5 NVI).

¿Qué más distinguía a estos misioneros que se habían dedicado a compartir a los gentiles? El testimonio que los judíos daban a los gentiles implicaba cruzar una barrera cultural, y no solamente los cristianos en Antioquía empezaron a cruzarla (Hch.11:19-20), sino también Pablo y Bernabé, que fueron especialmente dotados para testificar traspasando fronteras; por eso fueron enviados como los primeros misioneros foráneos (Hch.13:1-3). Superaron ambas barreras, la geográfica y la cultural, a fin de ganar a los gentiles para Cristo (Hch. 22:21).

Pablo viajó extensamente en cuatro provincias romanas durante sus tres viajes misioneros. Aparentemente, rebasó otras barreras geográficas y culturales en su ministerio después de que fue escrito el libro de Los Hechos (como inferimos de sus cartas). Aunque el dicho común dice: “cruzar el océano no te hace misionero”, en realidad, el atravesar fronteras es una parte importante de lo que forma a un misionero.

Hay otro aspecto que particularmente distinguió la carrera misionera de Pablo, y es sumamente valioso: la ambición de predicar a Cristo en los lugares donde no era conocido, para no edificar sobre fundamento ajeno. “Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán.” (Ro. 15:20-21)

DEFINICIÓN DE MISIONERO

Herbert Kane ha sugerido que, a pesar de que no es posible dar una definición perfecta o irrefutable de lo que es un misionero, la siguiente definición debería ser suficiente: “En el sentido tradicional, el término misionero se ha reservado para aquellos que han sido llamados por Dios para un ministerio de tiempo completo en la predicación y la oración (Hch. 6:4) y que han cruzado barreras geográficas y/o culturales (Hechos 22:21) para predicar el evangelio en aquellas regiones del mundo donde Cristo Jesús es medianamente conocido o completamente desconocido (Ro. 15:20).

Charles Ryrie ha señalado que se debe distinguir entre una práctica general en la Iglesia y un don especial que Dios les da a algunos en esa área. Por ejemplo: Todos los cristianos deben ser dadores, pero sólo algunos tienen el don de dar. Todos deben ser testigos de Jesucristo, pero sólo algunos tienen el don del evangelismo y/o del apostolado. Y se podrían dar muchos otros ejemplos. El punto es que todos los cristianos deben ser testigos de Cristo, pero no todos los cristianos están especialmente llamados de tiempo completo a un ministerio de evangelismo individualmente otorgado.

Todos los cristianos, en obediencia a la Gran Comisión, deben tener una mente misionera, pero no todos los cristianos pueden ser misioneros en el apropiado sentido bíblico del término. ¡No todos podemos hacer maletas e irnos! Algunos debemos quedarnos y respaldar a esos que van. “Si cada cristiano fuera considerado un misionero, entonces cada uno de nosotros podría quedarse donde está y nadie necesitaría levantarse e ir a predicar el evangelio.”

Por consiguiente, debido a que un misionero es enviado por Dios, debe ir a algún lugar. Esto se ilustra muy bien con algunos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. En esa época, todos los norteamericanos se movilizaron en una acción de guerra: las amas de casa donaron sus sartenes, muchos recolectaron metales de los garajes y bodegas, las mujeres dejaron sus hogares y por primera vez fueron a trabajar a las fábricas. Todos se movieron para ganar la guerra en contra de los países del Eje, pero no todos podían estar en las Fuerzas Armadas, y mucho menos podían ir personalmente al frente ni estar en batalla. La misma diferencia se debe hacer en la guerra espiritual en la que estamos involucrados. Todos los recursos de la Iglesia Cristiana deben ser lanzados a escala mundial en la lucha por las almas, y cada uno de sus miembros debe considerarse a sí mismo como involucrado en la movilización total que se requiere para tal acción, pero esto no quiere decir que cada miembro de la Iglesia sea un misionero.

Muchos líderes cristianos han tomado el análisis de Ralph Winter sobre la necesidad mundial, que establece que más de una cuarta parte de la población mundial es cristiana –nominalmente-, y sólo una cuarta parte de todas las personas que viven en la Tierra están siendo de alguna manera evangelizadas debido al intercambio cultural con otros cristianos. La otra mitad de la población mundial no está siendo alcanzada porque están apartados de cualquier contacto real con cristianos, ¡lo cual no es justo para aquellos que no han oído! Así que en realidad, la idea de que cada cristiano es un misionero, ¡es una forma de escapar! Pensar así nos evita responsabilizarnos de alrededor de tres billones de personas que, hoy en día, no están siendo evangelizadas. ¡Significa una desobediencia directa al “Id” de la Gran Comisión!

LA DEVASTADORA CONSECUENCIA

Finalmente, después de todo lo que se ha dicho, ¿cuál es la diferencia? ¿Estamos ya profundizando en nuestra definición de misionero? Mirémoslo de esta manera: Si cada cristiano ya es considerado un misionero, entonces todos se pueden quedar en el lugar donde están, y nadie necesita levantarse e ir a algún lado a predicar el evangelio; ahora bien, si nuestro único interés es ser testigos en donde nos encontramos, entonces ¿cómo va a escuchar el evangelio la gente de los lugares donde no se ha predicado la Palabra? Si es así, la actual distribución dispareja de cristianos y de oportunidades para escuchar el evangelio de Cristo, va a seguir igual. Se ha dicho que el noventa por ciento de los obreros cristianos están ministrando al diez por ciento de la población del mundo, y sólo el diez por ciento están trabajando entre el noventa por ciento restante.ENTONCES, ¿QUÉ QUEREMOS DECIR CUANDO HABLAMOS DE MISIONES?

Misiones: Es un programa de la Iglesia de Jesucristo que consta del trabajo necesario y completo, y de un esfuerzo especial, para alcanzar almas, cruzando barreras geográficas y/o culturales, a través del envío de misioneros, con el fin de evangelizar a la gente que nunca ha escuchado o que tiene muy poca oportunidad de escuchar el evangelio de la salvación.


http://www.thetravelingteam.org/?q=node/159
Copyright por Gordon Olson 1988

 

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