LAS TRES FUNCIONES DE LA IGLESIA
Por Kerry A. Olson
Al haber estudiado la Biblia por más de 25 años, he
encontrado que la Iglesia básicamente tiene tres funciones
principales: adoración, edificación y alcance. La mayoría
entienden las primeras dos funciones, pero no han entendido plenamente
la tercera.
Adoración
El Salmo 96:9 dice: “Adorad al Señor en la hermosura
de la santidad; temed delante de él, toda la tierra.”
Adorar, alabar y glorificar a Dios es la función principal
de cada discípulo de Cristo y de la Iglesia en general. ¡Es
lo que vamos estar haciendo en el cielo por toda la eternidad y el
cristiano verdadero debe empezar a hacerlo aquí!
La importancia de la adoración es bien entendida entre la mayoría
de las congregaciones hoy en día. Esa verdad espiritual ha
sido restaurada durante los últimos años y México
ha sido tremendamente usado por Dios para llevar una frescura en la
alabanza y adoración al mundo. Entendemos que no se trata de
“cantarle a Dios”, sino de entrar con todo nuestro ser
a su presencia, alabándole y adorándole.
La adoración tiene un aspecto de santidad; no solamente se
trata de una experiencia emocionante con las manos levantadas en medio
de la congregación, sino de la actitud de un verdadero adorador
que ama, teme, obedece y levanta manos santas a nuestro Dios.
Edificación
La edificación es otra función que por lo general entendemos
bien por lo general. Es por eso que existen reuniones entre semana,
clases bíblicas, escuela dominical, institutos bíblicos,
etc. Debemos permanecer anhelantes de aprender y crecer más
en nuestro caminar con el Señor. Siempre hay más para
aprender y aplicar a nuestra vida espiritual.
No dejamos de congregarnos porque sabemos que la enseñanza
y la exhortación son para nuestro bienestar. Colosenses 1:27b-28
nos dice: “…Cristo en nosotros, la esperanza de gloria,
a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando
a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto
en Cristo Jesús a todo hombre.”
Alcance
La tercera función de la Iglesia es su alcance. Desde Génesis
hasta Apocalipsis veo que el plan y propósito de Dios es que
por medio de los hijos de Abraham (nosotros) se bendiga a todas las
familias de la tierra. Nosotros somos quienes debemos bendecir a todas
las familias de la tierra.
Lo que no se ha entendido bien es que nuestro alcance tiene dos aspectos:
uno, el evangelismo, que es alcanzar a personas de nuestra propia
cultura; y el otro, misiones, que es alcanzar a personas de una cultura
muy distinta a la nuestra. Hechos 1:8 dice: “Pero recibiréis
poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria,
y hasta lo ultimo de la tierra.”
Una manera sencilla de describir la diferencia entre el evangelismo
y las misiones es que “Jerusalén y toda Judea”
representan el evangelismo porque se trata de un área cercana,
como nuestro pueblo, ciudad o estado. Y cuando uno cruza la frontera
y llega a Samaria, se convierte en “misiones”, porque
en Samaria se habla otro idioma y es otra cultura distinta. Ir a “Samaria
y hasta lo ultimo de la tierra” no es evangelismo, sino misiones.