SITUACIÓN ACTUAL DE LAS MISIONES
por Kerry A. Olson
¿Has estado viendo lo que Dios está
haciendo en nuestros días? Más del 60% de los “cristianos
nacidos de nuevo” hoy en día viven en países no-occidentales.
Para el año 2025 el número podría llegar al 83%.
Hace 100 años casi no había ningún cristiano
en Corea del Sur, hoy más del 35% de la población son
cristianos. Muchos no lo saben, pero el país que tiene más
cristianos en la actualidad es China. Loren Cunningham, el fundador
de «Juventud con Una Misión», la organización
de movilización misionera mas grande del mundo, decía
recientemente que si continua creciendo la Iglesia en China y si los
chinos siguen abrazando la Biblia y a su vez avanza el decline moral
en los Estados Unidos, dentro de un siglo China ocuparía el
primer lugar como potencia mundial.
La cara de los misioneros esta cambiando también. Si tu concepto
de un misionero es alguien que tiene tez blanca, ojos claros y pies
grandes, ¡estás muy equivocado! Desde hace unos años,
la mitad de todos los misioneros del mundo provienen de países
que tradicionalmente han sido considerados «campos misioneros»
y que están transformándose en una fuerza misionera,
enviando gente hasta los confines de la tierra.
América Latina no es la excepción…Los misioneros
iberoamericanos han aumentado un 65% en los últimos 5 años.
Una transformación ha estado ocurriendo durante los últimos
años. El primer congreso misionero iberoamericano (COMIBAM)
se llevo a cabo en Sao Paulo, Brasil en 1987 donde Luis Bush declaraba,
«Ahora América Latina se declara a si mismo una FUERZA
MISIONERA». Un cambio de paradigmas empezó en nuestra
América latina y los latinoamericanos ya están jugando
un papel importante en el área de misiones transculturales
dentro y fuera de sus propios países. A propósito digo
«dentro y fuera de sus países» ya que todavía
existen algunos grupos étnicos «no-alcanzados»
dentro de América Latina que requieren de un esfuerzo misionero.
Hay una tendencia entre los cristianos de confundir a una persona
«no-cristiana» y una persona «no-alcanzada».
Una persona «no-cristiana» puede haber estado expuesta
al evangelio docenas de veces por medio de la Iglesia, pero por alguna
razón ha rechazado el evangelio y la salvación que Dios
ofrece por medio de Jesucristo.
Una persona «no-alcanzada» por otro lado, es aquella que
no ha tenido contacto con ninguna iglesia o persona cristiana. Simplemente
no tiene acceso al Evangelio dentro de su contexto cultural. ¿Qué
si ambas personas necesitan a Cristo?...¿Si! Es importante
que sigamos testificando fielmente a las personas que han escuchado
vez tras vez el evangelio. ¿Cuántos de nosotros recibimos
a Cristo la primera vez que oímos el evangelio?.
Claro que es importante y bíblico testificar a otros, aun cuando
rechazan a Dios. Sin embargo es muy importante y estratégico
llevar el mensaje de Dios a personas que nunca han oído. No
es cuestión de ver que es más correcto, el objetivo
es completar la «Gran Comisión».
Mateo 24:14 dice que «esta buena noticia del Reino será
anunciada en todo el mundo, para que todas las naciones la conozcan;
entonces vendrá el fin». Por ninguna parte en la Biblia
existe una implicación de que todos van a llegar al cielo.
Completar la «Gran Comisión» no quiere decir que
todos van a recibir a Cristo como su Señor y Salvador, pero
en un sentido esto debe ser nuestra meta. Claramente es el deseo de
Dios que «ninguno perezca».
El punto es que si solamente nos enfocamos sobre las personas que
han escuchado el evangelio (y por razones desconocidas a nosotros,
lo han rechazado) nunca terminaremos la «Gran Comisión».
Debemos llevar el evangelio a los «no-alcanzados». El
mandato de la Gran Comisión no ha sido dada solamente al mundo
occidental. Gracias a Dios, la Iglesia en América Latina ha
crecido tremendamente durante las últimas décadas. Ese
crecimiento debe ser acompañado con madurez. La madurez implica
responsabilidad. Parte de nuestra responsabilidad es participar para
terminar la tarea de evangelización mundial para la gloria
de Dios.
Este artículo fue publicado por primera
vez en la revista Doce2,
Edición número 1, marzo del 2003. Usado con permiso.