SEIS LLAVES PARA ABRIR LA PUERTA A LAS MISIONES
Anónimo
(Lo que todo responsable de misiones tiene
que saber)
Llámese grupo, ministerio, departamento, área o comité,
cada iglesia necesita un equipo sólido de personas capacitadas
para facilitar la visión y formación misionera, la movilización
de la oración y de los recursos financieros, la incorporación
y el envío de nuevos misioneros.
Este trabajo es una contribución al inicio y a la formación
de una estructura dinámica de misiones dentro de la congregación.
También puede ayudar a grupos que ya existen pero necesitan
orientación para avanzar.
Llave Uno: Todo Comienza En La Oración
La movilización misionera de la congregación debe comenzar
con la oración específica. Este es el medio de preparar
el camino y eso sólo lo puede lograr el Señor, porque
Él es quien edifica (Salmo 127:1). La oración debe tener
en cuenta los siguientes puntos:
Dirección divina para saber cómo hablar con los líderes
de la congregación. Para que el Señor otorgue gracia
y favor ante ellos en el momento de hacer la presentación de
misiones.
Para que el Señor toque los corazones del liderazgo de tal
manera que ellos abracen con dedicación la causa de la obra
misionera y reafirmen el compromiso de llevar a la congregación
a esa meta.
Por las personas que se necesitan para formar el grupo de misiones,
que sean identificadas y reconocidas. Que adquieran una visión
por la obra misionera y un corazón que los lleve a comprometerse
de manera perseverante.
Por los corazones de las miembros de la congregación para que
se abran y se entreguen a la obediencia de la Gran Comisión.
Por discernimiento para entender los medios por los que el enemigo
busca detener, desviar y aún impedir este compromiso misionero.
La oración debe ser la acompañante constante en todo
el proceso de movilización y trabajo misionero. Todos deben
orar y de manera especial los que llevan adelante esta tarea. Es,
además, un ministerio que puede ser desarrollado de manera
especial por los que tienen un llamado a la intercesión.
Llave Dos: Se Necesita Una Persona Dedicada
Cada movilizador/promotor misionero tiene que conocer y prepararse
para ser un obrero aprobado y capacitado en el tema de misiones y
en los principios de la movilización misionera. Hay que contar
con una base actualizada de misionología por medio de estudios
personales y cursos reconocidos.Aquel que lleve la antorcha misionera
debe estar al día con los conceptos claves de misiones. Debe
conocer y poder transmitir las bases bíblicas de misiones,
el modelo misionero de Jesucristo, la obra misionera del Espíritu
Santo. Necesita actualizarse con datos e información. Es importante
saber donde están los recursos disponibles y cómo emplearlos
en la tarea. Conocer y relacionarse con otros movilizadores misioneros
de la zona es muy importante para alimentar la visión y saber
cómo otros que trabajan en el tema han resuelto los desafíos
que se presentan.
Llave Tres: La visión Tiene Que Presentarse
No es suficiente que el movilizador tenga visión misionera
y que se prepare. Su función es contribuir para el desarrollo
misionero de toda la congregación. Por eso la visión
debe encaminarse en un proyecto serio, meditado y progresivo.
Compartir ese proyecto requiere de una preparación bien pensada,
dada en el momento oportuno y de una manera adecuada. Será
imprescindible tener una entrevista con el pastor o encargado de la
iglesia. Al solicitar la entrevista hay que hacer conocer de manera
breve y concisa el propósito de la misma. A continuación
son algunos temas para tener en cuenta para la entrevista:
Preparar un bosquejo con la presentación. Se debe tener bien
preparado lo que se va a comunicar. Una presentación vaga,
imprecisa no tendrá buena acogida. Buscar siempre que la presentación
del proyecto misionero esté dentro del interés de la
iglesia y de su realidad inmediata. Para ello se debe conocer a la
congregación, sus fortalezas y debilidades.
La presentación debe ser acompañada por el material
escrito donde se fundamenta y detalla la misma.
Solicitar el permiso y el apoyo pastoral para formar un grupo/comité
de misiones en la congregación. Debe procurarse que el pastor
lo integre. Caso contrario, debe ser uno de los líderes de
la congregación para que sea el nexo entre el comité
de misiones y el liderazgo. Buscar la integración al equipo
de otras personas reconocidas. Pero no hay que preocuparse si sólo
se acercan unos pocos con “mentalidad o inquietud misionera”.
No hay que olvidar que se debe empezar con quienes estén dispuestos.
Coordinar un encuentro periódico con el pastor para darle informes
de las novedades y la marcha de la tarea. Será un momento para
informarlo de los avances y dificultades y compartir sobre los proyectos
e ideas. Mantener siempre una actitud de servicio y estar preparado
para dar un informe o presentación cuando se lo requiera.
Llave Cuatro: Un Buen Equipo No Crece En Los
Árboles
¡Es el momento de buscar el equipo! Se puede convocar a los
interesados en base a la sugerencia de los líderes o a la evidencia
de interés misionero que hayan demostrado o a su ofrecimiento
voluntario en respuesta a un anuncio. Se debe solicitar un momento
en una reunión para dar el anuncio. Si es posible, pidan que
el pastor mismo lo realice ante la congregación.
A continuación, hay que reunirse con aquellos que respondan
y se interesen, en una hora y lugar fijados de antemano. Para anticipar
el tema se puede entregar material de orientación que servirá
para saber de qué se trata la tarea y preparar su compromiso
de participación. Es aconsejable tener preparada la agenda
para la reunión inicial
Esa primera reunión es fundamental para el inicio y desarrollo
de la vida del grupo de misiones. Puede haber un tiempo para presentarse,
(si es que no todos se conocen). Dar oportunidad para que compartan
la razón de su asistencia y qué expectativa tienen.
El movilizador tendrá la responsabilidad de compartir el proyecto,
que fue aprobado por el liderazgo, y dar un tiempo para escuchar preguntas
y sugerencias. De acuerdo a la estructura que tome: grupo de misiones,
consejo, comisión etc. se pueden designar algunas responsabilidades.
Es importante no caer en la trampa de dedicarse a la organización
y no avanzar en la tarea. Ese grupo debe ser algo dinámico,
con fuerte énfasis en las relaciones interpersonales y con
una visión y compromiso misionero compartido.
Algo debe recordarse constantemente, y es que: "la función
del grupo de misiones no es hacer ellos solos la tarea, y convertirse
en el club de los que tienen la visión". Es exactamente
lo contrario, debe verse y actuar como quien es parte integral del
cuerpo y tiene la función de despertar, estimular y llevar
la visión y acción misionera a toda la congregación,
de tal manera que todos puedan participar.
Un buen equipo no se da por casualidad; hay que buscarlo y formarlo;
lleva tiempo y esfuerzo pero es una inversión de vida que redundará
en frutos abundantes.
Llave Cinco: Los Que Forman Deben Ser Formados
EI grupo de misiones necesita de formación para realizar bien
su función. Pero más aún para ser ellos mismos
moldeados por la visión y el llamado de Dios. Aquello de que
"no se puede dar lo que no se tiene" también se aplica
en este contexto.
Una buena parte del primer año del proyecto (año de
lanzamiento) se debe pasar en la formación misionera del mismo
equipo. No es simple cuestión de reunirse para preparar una
actividad o llenar un calendario para que haya "algo de misiones".
La tarea que se ha emprendido es de largo plazo. A continuación
se sugieren los pasos necesarios para ese fin:
Cada integrante del comité/grupo debe adquirir un ejemplar
de La Iglesia Local y las Misiones (Edison Queiroz, Editorial Unilit).
EI estudio del libro debe hacerse de forma sistemática (un
capitulo por semana, por ejemplo). Otro libro recomendado en ese tema
es: Conciencia Misionera (Andrés Robert, Misiones Mundiales).
Es un libro inspirador y práctico sobre cómo formar
la conciencia misionera de la congregación.
Animar a los integrantes a tomar un curso o taller de cómo
movilizar la visión misionera en la iglesia. Existe un curso
de misiones denominado "MISIÓN XXI" (13 semanas de
duración y de muy buena calidad). La idea es que se dicte en
la iglesia y que, dependiendo del número de asistentes, se
pueda invitar a otras iglesias para aprovecharlo mejor.
Estudiar el libro Sirviendo al Enviar Obreros (Neal Pirolo, Editorial
Unilit). El libro trae una guía de estudio muy práctica
y ofrece una perspectiva pocas veces tenida en cuenta a la hora de
realizar una tarea misionera seria y responsable. Se profundiza sobre
el concepto y papel de una iglesia enviadora.
Leer el libro: Capta la Visión 2000 (Editorial Unilit). Ofrece
testimonios actuales de la obra misionera, entrelazados con la base
bíblica, cultural y un panorama actualizado del mundo etc.
Trae capítulos prácticos para orientar en cómo
investigar a pueblos no alcanzados y valiosa información de
recursos por correspondencia e Internet.
Animar para que los miembros del comité realicen alguna experiencia
misionera, de ser posible transcultural. Por ejemplo, se puede visitar
un barrio marginado o de inmigrantes, una iglesia étnica, etc.
Apartar tiempo para orar por el equipo, la iglesia y el liderazgo
y la obra misionera.
Llave Seis: Lo Que No Se Moviliza Se Fosiliza
Una vez en marcha la preparación del equipo de misiones, se
debe abocar a la tarea de movilizar a la congregación. La movilización,
o el poner a una iglesia en movimiento misionero, no se logra de una
semana para otra. Conlleva un proceso basado en el compromiso perseverante
de quienes lo llevan adelante. Implica:
Buscar los materiales y elementos necesarios para cultivar la visión
misionera entre los niños, jóvenes y adultos. El resultado
inicial de esta tarea es despertar y formar la visión misionera
en cada grupo. Una meta es tener una reunión mensual que se
enfoque en las misiones. Muchos movilizadotes concuerdan que resulta
difícil hacer venir a la congregación para una reunión
extra. Como alternativa se sugiere dedicar mensualmente uno de los
días habituales de reunión: Domingo misionero, por ejemplo.
Iniciar la formación de una publicación (boletín
etc.) para la visión y acción misionera de la congregación.
Planificar salidas de corto plazo para brindar oportunidades misioneras
a los adolescentes, jóvenes y adultos. La agencia misionera
bautista de su país puede ayudar en este tema. Para que la
experiencia sea significativa se debe dar orientación previa
y seguimiento posterior.