EL PROPÓSITO DE LA PROSPERIDAD:
¿QUÉ HAGO CON LA ABUNDANCIA?
por Pablo Lewis
Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir
sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy;
no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites,
y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata el oro se te multipliquen,
y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón
y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra
de Egipto, de casa de servidumbre… Sino acuérdate de
Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer
las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres,
como en este día.
- Deuteronomio 8:11-14, 18.
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la
esperanza en las riquezas, las cuales con inciertas, sino en el Dios
vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;
atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen
mano de la vida eterna.
- 1 Timoteo 6:17-19
La prosperidad puede ser una espada de dos filos, porque mientras
una abundancia de dinero aleja de Dios a muchas personas, otros dedican
su prosperidad material a los propósitos de Dios, y de esta
manera se convierten en una fuente de bien para muchos, a la vez que
atesoran para sí riquezas eternas.
El tiempo que he dedicado a este libro será todo un fracaso
si los lectores utilizan sus consejos terrenales para aumentar sus
bienes, sin entender los propósitos divinos que dan significado
a los mismos.
Por otro lado, si por medio de esta obra, se cumple la visión
de liberar recursos para la obra de Dios dentro y fuera de América
Latina, entonces el esfuerzo que me costó a lo largo de un
año valdrá toda la pena, y más. Mi oración
es que mis lectores no sólo ordenen sus finanzas aquí
en la tierra, sino que se hagan una gran cantidad de tesoros en el
cielo.
También hemos dejado en claro que el mínimo bíblico
para lo que damos a la obra de Dios es el diezmo. Pero si sólo
damos el diezmo, que inevitablemente debe ir a nuestra iglesia local,
entonces difícilmente impactaremos al mundo entero. Nuestro
Dios no es un Dios local, sino universal, y desde su creación
de su pueblo, sus propósitos para nuestra prosperidad han tenido
que ver con el mundo entero:
Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y
de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré,
y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren
maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias
de la tierra. - Génesis 12:1-3
Mucho tiempo después, el salmista reafirmó este principio
básico, de que la bendición del pueblo de Dios es para
bendecir a las naciones:
Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer
su rostro sobre nosotros; para que sea conocido en la tierra tu camino,
en todas las naciones tu salvación. Te alaben los pueblos,
oh Dios; todos los pueblos te alaben. Alégrense y gócense
las naciones, porque juzgarás los pueblos con equidad y pastorearás
las naciones en la tierra. Te alaben los pueblos, oh Dios; todos los
pueblos te alaben. La tierra dará su fruto; nos bendecirá
Dios, el Dios nuestro. Bendíganos Dios, y témanlo todos
los términos de la tierra. - Salmo 67
Le agrada a Dios convertir su pueblo en un pueblo fructífero
y próspero, pero es una prosperidad con propósito; el
propósito de tomar de esas bendiciones, y bendecir a todos
los pueblos de la tierra.
Hoy día, existen aun miles de grupos étnicos que no
cuentan con un testimonio cristiano en su idioma y cultura, y se calcula
que la tercera parte de la humanidad nunca ha tenido una oportunidad
de conocer el nombre o la persona de Jesucristo. La vasta mayoría
viven en el norte de África o el sur de Asia, y comparten similitudes
físicas, económicas, y culturales con los latinoamericanos.
Afortunadamente, cada año más hispanos se ofrecen para
llevarles la Palabra de Vida; pero por desgracia, muchas veces no
encuentran el apoyo económico suficiente en sus países
de origen.
Le agradezco mucho a Esteban Jonson, un misionero norteamericano que
trabaja con la agencia misionera mexicana Visión Euro-África,
por el concepto del siguiente material. He cambiado algunas de las
cifras a números más conservadores, pero el concepto
es el mismo:
¿Puede la Iglesia mexicana enviar misioneros
al extranjero?
Hoy día, nueve de cada cien mexicanos se identifica delante
del gobierno como cristiano evangélico, aunque otros expertos
creen que el porcentaje real es más alto. De todos modos, esta
primera estimación significaría que hay diez millones
de evangélicos en México.
¿Cuántos misioneros mexicanos pueden estos diez millones
de creyentes mandar al extranjero?
Vamos a suponer que cada cristiano mexicano hace un mínimo
esfuerzo de negarse una Coca-Cola por semana, con tal de enviar la
diferencia al campo misionero. Esta Coca-Cola tiene un valor en promedio
de $5 pesos mexicanos, o un poco menos de cincuenta centavos de dólar.
Si diez millones de creyentes dieran cada uno cinco pesos por semana,
la cantidad que aportarían a la evangelización del mundo
sería dos mil sesenta millones de pesos anuales, que equivale
a $216,666,666 pesos mensuales, ó $19,696,969 dólares
por mes.
Ahora, en casi cualquier parte del mundo, un misionero puede vivir
con una cantidad de tres mil dólares al mes, aunque en muchas
de las regiones que más necesitan de misioneros, la cantidad
pudiera ser mucho menor. Pero vamos a suponer que todos necesitan
los tres mil dólares mensuales, para cubrir gastos extraordinarios
como viajes entre México y su lugar de ministerio.
¿Cuántos misioneros puede la Iglesia mexicana enviar,
con tan sólo el sacrificio de una Coca-Cola por semana por
persona?... ¡6,656 misioneros!
En contraste, en el año 2001, la organización COMIBAM
Internacional, que coordina información y esfuerzos entre las
diferentes agencias misioneros de Iberoamérica, sólo
pudo identificar 381 misioneros mexicanos transculturales, y casi
la mitad trabajaban en México mismo.
¿Qué puedo hacer?
Dios quiere levantar un verdadero ejército de misioneros latinos
a todo el mundo. Pero estos misioneros no podrán ir, si no
cuentan con un ejército en casa, igualmente comprometidos con
la tarea de apoyarles.
¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y
cómo predicarán si no fueran enviados? - Romanos 10:14b-15
Si el simple sacrificio de un refresco a la semana pudiera liberar
tantos recursos para el Reino de Dios, ¿qué tanto no
se podrá hacer di miles de familias en América Latina
aprenden a administrar mejor los bienes que Dios les ha confiado,
consagrándole una parte importante de los resultados de sus
esfuerzos para el apoyo de estos misioneros?
Para todo lector de esta obra, que ha aceptado el reto de conformar
su administración del dinero a las normas bíblicas que
hemos presentado aquí, le quiero proponer un último
reto:
Para todo lector de esta obra, que ha aceptado el reto de conformar
su administración del dinero a las normas bíblicas que
hemos presentado aquí, le quiero proponer un último
reto:
Una vez que sales de la deuda, o que sientes que el momento ha llegado
de invertir más en los propósitos eternos, debes averiguar
si tu congregación local ya apoya a algunos misioneros transculturales
latinos, sobre todo entre grupos étnicos que todavía
no cuentan con iglesias cristianas en su propia cultura e idioma.
Si es así, puedes empezar a apoyar a estos misioneros.
De igual manera, si algunos miembros de tu congregación quieren
ir a las naciones, puedes estar entre los primeros en ofrecerles el
apoyo económico. No te pierdas la oportunidad de formar una
relación personal con estos misioneros, o aún con los
que ya están en el campo; de esta manera serás mucho
más una parte del equipo misionero.
Pero muchos descubrirán que su congregación todavía
no apoya a misioneros transculturales. Tal vez habrán algunos
a quienes llaman “misioneros”, pero resulta que están
trabajando en zonas con la misma cultura e idioma de ellos; de manera
que realmente están trabajando como evangelistas y plantadores
de iglesias entre grupos étnicos que ya cuentan con una presencia
evangélica.
Si sientes que Dios te guía a apoyar a tales obreros, o a otros
proyectos de valor eterno, que bueno que obedezcas. Pero también
reto a todo cristiano a experimentar la maravillosa oportunidad de
participar en la proclamación del nombre de Jesucristo en donde
nunca antes se ha nombrado, para que todo pueblo lo alabe, como él
tanto merece.
Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde
Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento
ajeno, sino como está escrito: Aquellos a quienes nunca les
fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han
oído de él, entenderán. - Romanos 16: 20,21
Después de esto miré, y he aquí una gran multitud
la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos
y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero,
vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a
gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que
está sentado en el trono, y al Cordero. - Apocalipsis 7:9
¿Quieres tomar el reto de nombrar el nombre de Cristo en donde
nunca antes se ha nombrado? Si no conoces misioneros u organizaciones
misioneras latinoamericanas, puedes encontrar los datos de casi 400
agencias que envían misioneros latinos, en la siguiente página
web:
http://www.comibam.org
Asimismo, los cristianos mexicanos pueden consultar la siguiente página
para saber más sobre las agencias misioneras mexicanas:
http://www.comimex.org
(Tomado del libro EL PROPÓSITO DE LA PROSPERIDAD. Usado con
permiso del autor)