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¡ID!… ¡UNA PALABRITA PODEROSA!
por Kerry A. Olson

"...Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura."
— Marcos 16:15 (Reina Valera 1960)


Al empezar a hablar el Español, descubrí una palabra nueva, no era una palabra larga y técnica, esta palabrita sólo consistía de dos letras… La “I” y la “D”. ¿Pero qué quiere decir?. Para un gringuito que nunca estudió formalmente el Español era el tratar de entender esta nueva palabra con más claridad: así es que leyendo mi Biblia en Español (algo que he hecho casi todos los días desde el año 1982) encontré por primera vez la palabra “id” en Marcos 16:15 como es empleada en la versión Reina Valera 1960. Obviamente porque mi idioma materno es el Inglés y la misma palabra en Inglés es “Go”, simplemente no entendía el peso de su significado. Al preguntar a un hispanohablante qué quiere decir esta pequeña palabra, se abrió mi entendimiento a la misma.

Hay que saber que en el Inglés usamos la misma palabra “go” para muchas cosas… “Go to bed” (Irse a la cama), “Go to the bathroom” (Irse al baño), etc. En el Español yo sabía como usar el verbo ir… por ejemplo decir, “irse a la tienda” y “que te vaya bien”, pero no sabía que existe una forma diferente de conjugar el verbo (presente imperativo) y que implicaba una orden.

“Ahora si” dije… La Gran Comisión se entiende mejor en el Español. ¡Es un mandato! ¡Es un orden! De hecho, el gran misionero a China de dos siglos atrás, Hudson Taylor decía: “La Gran Comisión no es una opción para ser considerada, sino una orden para ser obedecida.”

Loren Cunningham de Juventud Con Una Misión (JUCUM) dice algo muy sencillo y muy profundo a la vez, “¡Id implica un cambio de ubicación!”…. ¡Es verdad! La mayoría de los cristianos en el mundo están sentados dentro de sus congregaciones diciendo: “Bueno, Señor si tu quieres que vaya hasta los confines de la tierra, quiero que me envíes un mensaje por medio del arcángel Gabriel, o bien que haya 37 confirmaciones de tu Palabra y que los lideres de mi congregación me entreguen un cheque en blanco, y entonces sí iré”. La verdad es que, ni eso ocurre a veces, porque simplemente no hemos dicho nunca lo que dijo el profeta Isaías, “heme aquí envíame a mí.” Muchos sí han sacado su propia versión adaptada, “¡Heme aquí, envía a mi hermana!.

Keith Green, mi cantante favorito hasta el día de hoy, tuvo que ir a un extremo con la letra de sus cantos para subrayar la importancia de nuestro mandato “id”. Antes de morir él y dos de sus hijos en un accidente de avioneta en 1982, Keith y su esposa, Melody tomaron un viaje de investigación al campo misionero en Europa, al ver el campo con sus propios ojos tuvo mucho que ver en su vida también; regresó transformado y escribió varios cantos misioneros que sirvió para impulsar a miles de jóvenes norteamericanos a considerar el “…id por todo el mundo…”

Nadie sabía que su vida iba a durar muy poco, pues murió a los 28 años de edad a la “cima” de su ministerio, siendo uno de los cantantes de música cristiana contemporánea más populares en la historia de los Estados Unidos. A pesar de que la letra de sus cantos tienen más de 20 años, el mensaje sigue vigente, el canto que más me ha impactado se llama, Dormidos en la Luz. Lee a continuación la letra de ese canto y siente su pasión por las almas perdidas.


DORMIDOS EN LA LUZ
Por Keith Green © Sparrow Corp., 1982

¿No ves, no ves toda la gente hundiéndose?
¿No te importa, No te importa... dejarlos ahogarse?
¿Cómo puedes ser tan insensible? y no importarte sí ellos no vienen.
Has cerrado tus ojos y pretendes que la obra está terminada.
"Bendíceme Señor, bendíceme Señor"…
Es todo lo que oigo. Nadie siente, nadie duele.
No hay quién derrame ni una lágrima...
Pero él llora, él clama, él murió por ti y
él se preocupa por tus necesidades,
pero tú te pones cómodo sin hacer nada.
O' no puedes ver que eso es pecado...
Porque él trae gente a tu puerta y no les haces caso...
sonríes y dices, "Dios te bendiga y te de paz"
Y todo el cielo llora porque es Jesús quien vino a tu puerta...
Tú lo has dejado en la calle.
Abre tu corazón, abre tu corazón y da de ti mismo.
Tú ya ves la necesidad. Tú ya oyes los llantos, entonces...
¿cómo puedes esperar?
Dios te está llamando y tú eres el indicado,
pero como Jonás tú huyes y él te ha dicho que hables,
pero tú te quedas callado.
O no puedes ver que eso es pecado...
El mundo se está durmiendo en la oscuridad...
y la iglesia no puede pelear porque está dormida en la luz.
¿Cómo puedes estar tan muerto cuando has sido tan bien alimentado?
¡Jesús se levantó de los muertos y tú no puedes levantarte de la cama!
Jesús se levantó de los muertos...
Ahora, ¡Sal de tu cama!
¿Cómo puedes ser tan insensible? Y no importarte sí ellos no vienen.
Has cerrado tus ojos y pretendes que la obra está terminada. (2X)
¡No cierres tus ojos! ¡No pretendas que la obra está terminada!
¡Ven conmigo, ven conmigo, ven conmigo mi amor! (2X)


Muchos siguen con sus ojos cerrados hoy en día, “pretendiendo que la obra está terminada”, pero no está terminada y no se terminará, a menos que la Iglesia empiece a involucrarse profundamente en la tarea encomendada a ella, la Gran Comisión. Otro canto de Keith está titulado JESUS NOS MANDA A IR donde él canta: “Jesús nos manda a ir, pero vamos por otro rumbo. Así que él lleva la carga sólo mientras sus hijos están ocupados jugando sintiendo tan llamados a quedarse… Jesús nos manda a ir. Debería ser la excepción si nos quedáramos. No es sorprendente que nos movamos tan despacio cuando su iglesia rehúsa a obedecer sintiendo tan llamados a quedarse.” En lugar de esperar que Dios nos diga “id” de voz audible, como sería la Iglesia y el mundo si todo cristiano, entendiendo que la Gran Comisión no es una opción, sino una orden, dijera “Yo si voy, y si no es tu voluntad, párame!” Keith Green tuvo que ser muy radical escribiendo “¡Jesús dijo id, debe ser la excepción quedarse!” precisamente porque no pensamos así. Reconozco que la gran mayoría dentro de la Iglesia no van a salir al campo misionero, pero sé si vamos a terminar la Gran Comisión, todo cristiano y buen discípulo tiene que tomar bien en serio la Comisión.

Un barco que está amarado a un puerto, nunca podrá salir del puerto. Pero cuando se desata la cuerda y empieza salir a alta mar, es dirigida por una cosa que parece insignificante, un timón. El timón en la vida del discípulo que ama a Dios de todo corazón es el Espíritu Santo, pero ¡el Espíritu Santo no nos puede dirigir a menos que empecemos a movernos!. ¿Cuántos cristianos frustrados hay dentro de la congregación que no hacen nada y se quejan de que no tienen un “ministerio”?. Ahí están, sentados en la banca, sin hacer nada como un barco amarado a un puerto. Empieza a moverte, empieza a servir y Dios te dirigirá. A veces pensamos que la voluntad de Dios es por el lado derecho, cuando realmente es por el lado izquierdo. Cuando empezamos a movernos, Dios puede dirigirnos, haciendo la corrección de rumbo necesario para que vayamos al lado izquierdo, de lo contrario, nunca llegaremos a ningún lado. ¡El asunto es, muévete!



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