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¡Comenzando!
POR Alejandra Quintero

Hablar acerca de misiones es un tema que puede resultar muy controvertido, sobre todo al hacer énfasis en el área geográfica donde se debe trabajar. Para muchos lo primordial es alcanzar su ciudad y su país, pero ¿que nos dice la Palabra de Dios acerca de esto?

Para ello me gustaría considerar Hechos 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Al contextualizar este pasaje, Jerusalén se convierte en nuestra colonia, Judea nuestro Municipio o Estado, Samaria las regiones dentro de nuestro país donde viven grupos étnicos, y si seguimos al pie de la letra el orden de las regiones que debemos alcanzar, Jerusalén y Judea en efecto, deben ser las primeras. Son el inicio más no el fin. En el evangelio de Lucas 24:47, dice: y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Esta es la clave, el comienzo, debemos empezar siendo testigos, testimonio en nuestro entorno local, pero no estacionarnos ahí, el comienzo sólo es el primer paso, no hay que perder de vista Samaria y lo último de la tierra.

Cuando tú y yo recibimos el Espíritu Santo, nuestra manera de actuar es transformada y los primeros en darse cuenta de ello son las personas que están a nuestro alrededor. Ahí comienza nuestra Jerusalén y nuestra Judea.

Los discípulos de Jesús COMENZARON en Jerusalén, pero no se quedaron ahí. Ese no fue su fin. Se expandieron más allá de sus fronteras. ¿Qué hubiera pasado mi querido amigo si ellos no lo hubieran hecho? Tal vez nunca te habías puesto a considerar que cuando el libro de Hechos fue escrito… América no estaba considerado en el mapa, y sin embargo hemos recibido el precioso mensaje de salvación, ¿porqué? Porque hombres y mujeres de Dios decidieron avanzar más allá de su entorno, de sus fronteras geográficas.

Con esto no estoy diciendo que abandonemos el trabajo que se está realizando en nuestro entorno y vayamos a Samaria y lo último de la tierra. De lo que hablo es un trabajo INTEGRAL. Si leemos el proceso de la iglesia primitiva en Hechos podremos observar que los apóstoles se quedaron en Jerusalén (Hch. 6:7, 8:1), pero estaban involucrados en la tarea que se realizaba en Judea y Samaria.

Pedro y Juan viajaron a Samaria, al saber que habían recibido la palabra de Dios por medio de Felipe (Hch. 8:14). Enviaron a Pablo y Bernabé (Hch. 13:1-2). Pablo pudo decir: “de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo” (Ro. 15:19).

Las misiones no las hacen personas, las hace la iglesia, unida como un solo cuerpo, y para ello necesitamos los pies de los que van, las manos de los que dan y las rodillas de los que oran. Que el Señor Jesús nos muestre que en qué área tenemos que colaborar, porque todos somos parte de ello.

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (Apoc. 7:9)

 

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